13/3/14

Mons. Straubinger y su traducción de la Biblia


Monseñor Juan Straubinger y la Biblia de Hispanoamérica

P. NÉSTOR SATO

El 27 de noviembre de 1999, el matrimonio del Río y quien escribe esta breve semblanza, fuimos recibidos, en su domicilio de la ciudad de La Plata, por Monseñor Juan Carlos Ruta, principal discípulo de Mons. Straubinger en nuestra patria, el cual abrió con generosidad, para nosotros, el arcón de sus recuerdos referentes al sabio y santo biblísta, cuya figura queremos ayudar a conocer. De esa extensa entrevista, del folleto que hace años escribió Mons. Ruta sobre su maestro, de los datos que nos consiguió de Alemania Mons. Jorge L. Lona, Obispo de San Luis, y de los cuatro artículos sobre Mons. Straubinger que nos hizo llegar la embajada de la República Argentina en la República Federal de Alemania, hemos sacado los rasgos de este gran hombre de ciencia y de la Iglesia. Lo esencial sin embargo lo debemos a Mons. Ruta, cuyo testimonio tiene el valor irremplazable de la inmediatez y de la calidez de un aprecio que se ha mantenido intacto a pesar del paso de los años.

Hay personas cuya existencia es un don muy especial que Dios hace a su Iglesia, pero que primeramente comienzan siendo un don muy particular para una parte puntual de ella. Tal es el caso de la presencia en la Argentina de Monseñor Juan Straubinger y su invalorable obra bíblica, que pronto trascendió nuestras fronteras y cubrió como marea bienhechora a todos los países de Hipanoamérica.

La relevancia de su obra fue reconocida por la Facultad de Teología de la Universidad de Münster, Alemania, la cual al otorgarle por ella el título de Doctor Honoris Causa, daba la razón de esa distinción al llamado El San Jerónimo de Sudamérica.

En nuestra época, tan estéril de grandes cosas, pero fecunda en hueco ruido y pirotecnia, ¿ha quedado alguna huella de la notable obra de este gran hombre para fertilizar nuestra desolada memoria?

¡Ciertamente que la hay y aun revivificada! 

La ciudad de La Plata, que ha enriquecido religiosa y culturalmente a nuestra patria dando un gran paso hacia la terminación de su hermosa catedral, ha protagonizado ahora otro evento que no va en zaga al anterior: la reedición de esa bella catedral de sagradas palabras y sabios comentarios que es la Biblia en la versión, internacionalmente apreciada, que en su momento realizó Mons. Juan Straubinger de los originales hebreo y griego, editada en 1° edición por Descleé de Brouwer, Buenos Aires, en cuatro tomos y agotada luego; reeditada por el Club de Lectores, Buenos Aires, en dos tomos y agotada también; reeditada en Norteamérica, en edición de lujo y ahora reeditada en España, en un solo tomo por el Apostolado Mariano y aprobada por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, con un Prólogo y Estudio del conocido biblísta Benjamín Martín Sánchez quien dice en dicho Prólogo:

Straubinger tradujo esta Biblia toda entera de los textos originales hebreos y griego.

Los que conozcan bien estas lenguas, reconocerán que está perfectamente traducida con su propio estilo, y confirman (esto) los testimonios de muchos biblístas a quienes he oído decir que es una de las mejores versiones.

El error en esta edición española, muy prolijamente impresa y hermosamente ilustrada, es la reducción de las Notas de Straubinger, con lo cual ha decepcionado a quienes esperaban el instrumento completo e inigualado, a nivel mundial, entre las Biblias manuales.

Pero he aquí que un grupo de católicos argentinos, ha tenido la inteligencia y la intrepidez  de editar esta Biblia  con  la totalidad  de sus valiosas Notas, en un solo tomo, papel biblia y sólida encuadernación, impresa en los talleres gráficos de la Universidad Católica de La Plata con la moderna maquinaria alemana.

Este acontecimiento editorial es una gota de dulzura en los amargos momentos que nos toca vivir, pues revela las secretas energías, las reservas de vitalidad que todavía hay en nuestro pueblo, al que tenebrosas fuerzas quieren reducir a nulidad.

Pero, ¿quién fue Straubinger, este sabio hombre de ciencia y piadoso y fecundo hombre de Iglesia? ¿y de qué medios se valió la Providencia para escamotearlo a su patria y a su lengua natal, para ampliar su destino, haciéndolo misionero de la Palabra Divina en los múltiples países de habla castellana?

* * *

Nació Straubinger el 26 de diciembre de 1883, en Esenhausen (Baden Würtemberg), en una chacra de la zona rural de la Alta Suabia, sur de Alemania. Su padre, Francisco Javier, su madre Crescencia Baumann.

A la influencia de ésta su patria chica deberá él, en parte, ese carácter tranquilo y voluntarioso, jamás airado, ese espíritu sereno y equilibrado, esa consistencia espiritual y psíquica que a Mons. Ruta, su más allegado discípulo, le hacía recordar la paz bíblica.

Allí crece, en esa región con mayoría casi absoluta de católicos aunque bajo el gobierno de un rey protestante y con algún contacto también con separados de la Iglesia, zona abundante en conventos y catedrales y también en institutos de caridad para asistir a variados dolores humanos.

Despertada su vocación sacerdotal, realiza los estudios correspondientes en la facultad de teología de la Universidad de Tubinga y lo hace en forma descollante, ya que es el primero en un curso de treinta y nueve alumnos.

De Straubinger estudiante, pudo decir el Rector del Convictorio de Retweil, que era idealista más de lo conveniente y que aspiraba a alturas adonde otros no podían seguirle, lo que fue para él, más de una vez, fuente de amargas decepciones. Pero que no era Straubinger un orgulloso neciamente envanecido de su talento, sino un hambriento siempre dispuesto a aprender más.

Recibe la ordenación sacerdotal el 17 de julio  de 1907. Durante dos años realiza tareas pastorales en Ellwangen, Rechberghausen y Stuttgart.

A partir de 1909 enseña hebreo en Tubinga y en la misma ciudad es asistente de estudios en el Wilhelmstift, en donde residían los seminaristas que iban a las clases en la facultad de teología. Ahí actúa como ‘repetidor’, es decir, como ayudante de cátedra en Nuevo Testamento y Moral.

En 1912 se doctora en la Universidad de Tubinga en "Lenguas orientales" con una tesis sobre las variantes dialectales del arameo y se doctora también en "Historia comparada de las religiones" con una tesis sobre "La leyenda siria del descubrimiento de la Cruz". Por eso podrá decir Mons. Ruta con toda verdad: "Treinta y ocho años más tarde (de su doctorado), sus Notas al Antiguo Testamento nos sorprenderán por el conocimiento que revela de las distintas religiones orientales."

Ese mismo año, su obispo lo envía a perfeccionarse en ciencias bíblicas al Instituto Bíblico de Roma y allí es capellán de la iglesia de los alemanes S. María dell'Anima. En esa ciudad prosigue también su estudio del idioma árabe que llega a dominar.

El Instituto Bíblico le otorga una subvención que le permite viajar a Palestina en 1914. El Instituto de la Görres-Gesellschaft de Jerusalén también le concede una beca.

En ese año sueña e intenta algunas aventuras de arqueólogo bíblico descubridor de manuscritos, pero aconteceres extracientíficos y sobre todo la Primera Guerra Mundial le cierran ese camino. Durante esa guerra su obispo lo manda a Turquía como capellán de la marina alemana. Allí aprende el idioma turco, que como el árabe, habla corrientemente. En Turquía organiza comedores para necesitados, hogares para soldados y hospitales.

Terminada la guerra vuelve a Alemania y, joven científico de treinta y cinco años, piensa dedicarse a la enseñanza universitaria y a la investigación, pero su obispo lo nombra secretario de Caritas en Stuttgart y le encomienda la tarea de organizar Caritas en toda su diócesis de Roten­ burgo. En ello va a trabajar veinte años, hasta 1937, como su Director.

Alguien podría pensar que esta destinación era cortar neciamente las alas a un águila que prometía tanto vuelo en el firmamento de la Divina Palabra... pero no era así. Su obispo, Mons. Paul Wilhelm von Keppler, piadoso exégeta y sabio profesor de Tubinga y Friburgo, lo había alentado y guiado en su vocación bíblica y ciertamente no sería su intención malograr tal vocación, pero Alemania salía de una guerra con grandes heridas y las obras asistenciales de la Iglesia podían ser una necesaria expresión de la caridad cristiana.

Por otra parte, Mons. Von Keppler sabía que Straubinger era un intelectual de raza y que jamás iba a traicionar su estirpe convirtiéndose por obra y gracia de un reduccionismo demencial, en un mero asistente social; y también, sin duda, el sabio obispo preveía que ese contacto directo con el hombre común y doliente y con las necesidades espirituales y materiales de un país derrotado iban a enriquecer la vida del exégeta, evitando que se convirtiera en un ratón de biblioteca que estudia, piensa y escribe para otros ratones de biblioteca. Y, efectivamente, es con la experiencia de Caritas que se produce el gran giro en la vida de Straubinger.

Se dio cuenta que hasta entonces había vivido y estudiado en un mundo de especialistas y para especialistas y aunque ya había practicado la caridad en lo material, durante la guerra y ahora lo estaba haciendo en la paz, se dio cuenta de que no había utilizado su poderoso talento para practicar algo aún más importante, la caridad intelectual... el hacer llegar el pan del espíritu a los "pobres", a los "pequeños". Y así es que en adelante y partiendo siempre de las más sólidas bases científicas, porque él afirmaba que: "la interpretación práctica sólo tiene valor cuando se funda sobre una ciencia exegética precisa", su trabajo y estudio bíblico se van a orientar a iluminar y alimentar la vida cristiana de la gente común, con llaneza pero sin perder altura ni profundidad. Aquí nace esa nueva orientación de sus esfuerzos que van él fructificar en su obra maestra: su versión de la Biblia al castellano, comentada para la vida, ese poner al alcance de los "pequeños" el tesoro escondido de la sabiduría sobrenatural, para ayudarlos a vivir sabia mente según Dios.

Pero en tanto, ¿qué hace en Caritas?

Straubinger no defrauda a su obispo y se revela como un excelente organizador de obras asistenciales y eficaz hombre de acción. Entre la muchas obras fundadas o impulsadas por él, citemos sólo la creación en 1931, en Wangen, pequeña ciudad a 30 km. de la frontera con Suiza, de un Sanatorio de 400 camas para tratar niños tuberculosos, dotado del más moderno instrumental médico y con fama en el exterior por la calidad de sus trabajos científicos, y citemos también la creación de una empresa de seguros para que fuera fuente de recursos para Cáritas, empresa que en 1952 seguía funcionando en su edificio de tres pisos, lo mismo que el Sanatorio antes mencionado.

¿Y la Biblia?

No la olvida, pero su preocupación ahora es difundirla. En septiembre de 1933 funda en Stuttgart el "Movimiento bíblico popular católico" que todavía en 1963 estaba en pleno florecimiento con el nombre “Obra bíblica católica”. Funda también la editorial Keppler, para editar y difundir la Biblia del mismo nombre. Escribe además, en colaboración, una Iniciación bíblica, y en colaboración también, una Concordancia con 64.000 citas bíblicas.

A esta vida de multiformes facetas donde se entrecruzan tan disímiles elementos: el estudio y la acción, el misterio de Dios y el dolor humano, lo material y lo espiritual, también debemos agregar que Straubinger no estuvo totalmente ausente de la vida política de su patria, ya que en una oportunidad en que las circunstancias así lo requerían, él sin desdoro de su condición de religioso brindó su más enérgico apoyo al Partido Centro, que lideraba en ese momento la participación de los católicos en la vida pública de su país.

Nos acercamos ahora a un momento clave de la vida de Straubinger. Corre ese año 1937 en que se desencadenan  los acontecimientos que darán lugar a su exilio de Alemania y su venida a la Argentina. Todo lo que él había vivido y aprendido hasta entonces, había sido una larga preparación para una importantísima misión que lo aguardaba, pero no como él soñaba, en su amada patria, sino en tierras muy lejanas de lengua desconocida... pero eso él lo ignoraba. Tenía cincuenta y cinco años de edad y sólo le restaban trece años para poder cumplir la misión que le esperaba... pero tampoco eso lo sabía. Más de pronto, la Providencia por medio de causas segundas, como habitualmente acostumbra, se abatió sobre él como un ave de presa y lo arrebató hacia su magno destino.

El Nacionalsocialismo, ya en el poder,  había desatado una campaña de calumnias contra la Iglesia Católica en Alemania. Un domingo de 1937 se leyó simultáneamente en todas las iglesias de todas las diócesis del país,  una  extensa  carta refutando  esas calumnias.

La policía secreta, buscando al autor de la carta, sospechó de Straubinger, que ya se había enfrentado con las autoridades por defender la identidad y la libertad de las obras asistenciales de la Iglesia, pues los nazis, a partir de 1933, habían pretendido apropiarse de la red caritativa que él había creado. Por ciertos indicios obtenidos de allegados a Straubinger mediante apremios ilegales, la sospecha se convierte, para ellos, en certeza y con esto queda sellada su suerte y se inicia su cacería.

Es domingo cuando la policía va a apresarlo, pero él había ido a visitar el Sanatorio de Wangen y allí, por teléfono, logran avisarle que es perseguido. Straubinger siempre llevaba consigo, en esos tiempos de terrible inseguridad personal, su pasaporte y entonces, con fría audacia, y con sólo un portafolio y un paraguas, toma el tren y pasa a Suiza. Al día siguiente se cierran para él las fronteras de Alemania. Muchos años más tarde, confidenciaría a su hijo intelectual argentino que no fue él quien escribió la famosa carta, pero sí quien organizó su distribución nacional y con tal eficacia, que burló a todo el sistema de detección y control de uno de los más perfectos sistemas policiales totalitarios. Los cristianos del tiempo del Anticristo harán bien en invocar entonces la intercesión y las sugerencias de Straubinger.

En Suiza, una comunidad de religiosas alemanas le da refugio y el obispo del lugar le autoriza a permanecer sólo un año en la diócesis porque hay demasiado clero. Él comienza a estudia portugués ya que en Brasil hay muchas colonias alemanas, pero no es en el escenario muy limitado de ese idioma donde Dios lo quiere. Por eso, Él hace que un día, en dicha Casa Religiosa, Straubinger se encuentre con Mons. Enrique Mühn, hijo de alemanes y primer obispo de Jujuy, quien lo invita a venir a su diócesis. ¡Ahora sí Dios habla con claridad, y Straubinger acepta la invitación y el desafío! No conoce el idioma castellano, pero lo aprenderá en el viaje a la Argentina y llegará a hablarlo con perfección, sin errores gramaticales y sin acento extranjero, aunque lo hablará con lentitud. A esta testificación, Mons. Ruta añadirá que al predicar Straubinger en castellano, su expresión tenía un cierto dejo de timidez, pero cuando lo hacía en su idioma natal, su voz tenía otro vigor, observación que me fue confirmada por Mons. Mancuso, que también fue alumno suyo.

Ya en la Argentina, Mons. Mühn le confía la parroquia de San Pedro, la segunda ciudad en importancia de la Provincia, y allí fue durante 2 años un párroco celosos de sus deberes y donde mucho tiempo después, todavía recordaban su preocupación por los necesitados; pero él tampoco olvidaba su preocupación por la Biblia, y allí en ese rincón perdido de nuestra Patria, funda la Revista Bíblica, que inaugura ese movimiento bíblico que pronto se extenderá a toda Hispanoamérica ya que en todos los países que la integran tendrá la revista suscriptores y corresponsales. Mons. Mühn, con gran sentido de Iglesia, no se resigna a que un talento superior como el de Straubinger carezca de un campo de acción más amplio y provechoso para una porción mayor de la Iglesia y por eso interesa en él al arzobispo de la Plata, Mons. Chimento, en cuyo Seminario había vacado la cátedra de Sagrada Escritura (otra vez la mano de la Providencia) que es ofrecida entonces a Straubinger. Helo pues ahí, investido de la misión de abrir a futuros sacerdotes el ámbito de las lenguas bíblicas y las profundidades de la  Sagrada Escritura.

Y una tarde de Pascua del año 1940, sin equipaje, tal como había salido de su patria, con desnudez apostólica, llega al Seminario de la Plata. Sólo tiene su fe, su amor a Dios, su pasión por la divina Palabra, el archivo de su mente lleno de fruto de tantos años de estudio, y lo arcano de su corazón colmado de experiencias religiosas que lo capacitan para comentar la Biblia, como pronto lo hará, no como mero profesor de Sagrada Escritura, sino como sólo un hombre religioso puede comentar ese Supremo Libro Religioso.

Aquí comienza la etapa más fructuosa de su fecunda vida, la etapa para la cual lo habían preparado todas las anteriores etapas.

¡Cómo ama Dios a la Argentina! Preparó para Ella durante toda una vida a un notable sabio europeo, y cuando esta preparación estuvo completada, lo atrajo a Ella para que en Ella volcara todo lo adquirido, haciéndola luego vehículo, para que a través de Ella, esa sabiduría bíblica-viviente se transfundiera  todos los países de habla castellana.

Y ahí está el sabio preparado por Dios, a la puerta de ese Seminario que será su lugar de vida y de trabajo durante los próximo once años, porque tal es el resto de tiempo que le queda para cumplir su misión en Sudamérica: la de abrir las puertas de la Biblia y enseñar a asomarse a la profundidad de sus misterios, a los futuros dispensadores de los Misterios divinos; la de corregir y anotar la versión de la Vulgata hecha por Petisco-Torres-Amat; la de realizar en el Nuevo Mundo la primera traducción completa al castellano de los textos originales de la Sagrada Escritura, y la de anotarlos para la vida con una profusión que en su nivel no tiene semejante en ningún otro continente; la de encontrarse repetidas veces con ese gran estudioso del Apocalípsis que fue el P. Leonardo Castellani para intercambiar ideas sobre los puntos difíciles de éste Sagrado Libro, en una valiosa armonía de enfoques tanto en la interpretación del sagrado texto como en la interpretación de los actuales acontecimientos mundiales y su posible vinculación con los anuncios del vidente de Patmos; la misión de dirigir y expandir la acción internacional de su Revista Bíblica; la publicación, en distintas editoriales, de veintitrés volúmenes de su especialidad; y cuando termine la Segunda Guerra Mundial, ese inmenso conflicto que laceraba su corazón, la misión de promover junto a otras personas de raíz germana, la obra internacional de ayuda a Alemania… y dispone sólo de once años para realizar toda su obra, y él no lo sabe… pero va a trabajar como si lo supiera.

Trabaja todos los días del año, y en esos fundamentales once años sólo una vez se toma vacaciones, yendo a Coronel Suárez, al hospital de la ciudad, cuyo capellán era un sacerdote alemán amigo suyo. Sus jornadas de trabajo en el Seminario, aparte de cumplir sus deberes como capellán del Hospital italiano y de atender sus clases de profesor, suman diez horas diarias y a veces más, de tares tenaz, incansable, metódica y disciplinada, en su escritorio, yunque donde ese fino orfebre (era filólogo profesional y a su muerte Mons. Ruta llegó a contar más de 20.000 fichas eruditas de su maestro) va cincelando y acuñando en castellano, buscando la más exquisita precisión, la verdad de la Palabra Divina. Su aprovechamiento del tiempo en el cumplimiento de su misión hacer recordar aquel voto intrépido de S. Alfonso de Ligorio, de no dejar pasar ociosamente ni una partícula de tiempo. Straubinger vivió esa misma postura y decía que “hay que aprovechar hasta los cinco minutos”. Él no tiraba ningún pucho de tiempo y aprovechaba, en la construcción del Reino, el menor manojo de minutos para poner un ladrillo más. Y es dentro de ese enfoque que él atendía a la gente, con amabilidad, pero con brevedad, y cuando una entrevista se prolongaba más de lo razonable, solía cortarla diciendo: “Usted debe estar apurado y yo también”.

A ésta ascesis y aplicación heroicas se debe en parte la magnitud de lo que produjo, la otra parte se debe al talento con que Dios le dotó en tan alto grado, y otra parte secretísima se debe al patrocinio de San Juan Evangelista, cuyo nombre él llevaba y cuya fiesta celebraba todos los años piadosamente.

La ración de tiempo que Dios había concedido a Straubinger se estaba agotando. Él la había gastado con inteligencia y enérgica fidelidad. Sus sienes ya estaban blanqueadas y su salud no escapa a la injuria de los años. Había dado el mundo hispanoamericano los frutos plenos de su madurez laboriosamente alcanzada y ahora el buen servidor del Señor de la Palabra puede cantar el Nunc Dimittes y encaminarse sereno hacia el ocaso.

Transfiere a otras manos las Revista Bíblica y con la salud resentida retorna en noviembre de 1951 a Alemania, en compañía de su fiel discípulo Mons. Ruta. Allí es operado y allí se queda, por consejo médico, aunque su intención era volver a Argentina.

Se reincorpora a Cáritas en Stuttgart, da clases de Biblia a jóvenes, sigue con interés la suerte de sus publicaciones en Sudamérica y envía artículos a su sucesor en la Revista Bíblica. Cuando cumple los setenta años es nombrado Prelado de la Casa Pontificia. 

En 1955 vuelve a ser designado presidente del Apostolado Bíblico católico de Alemania que había sido fundado por él en 1933.

Su domicilio en Stuttgart, Alexanderstrasse n° 3, siempre estaba abierto a la inteligencia, a la amistad y a la necesidad, pero Nuestro Señor ya había terminado de prepararle su domicilio eterno y lo pasó a buscar el 23 de Marzo de 1956 en el Hospital de María de Stuttgart, adonde lo había citado con la excusa de su precaria salud.

Tenía Straubinger setenta y dos años y tres meses de edad, cuando partió de allí en tan buena compañía hacia aquella maravillosa región donde no hay ya palabra que traducir, ni tiempo que racionar, ni abismos de misterios que sondear, porque la palabra se hace allí visión y mudo estupor, el tiempo se hace eternidad y el misterio, desnuda donación abismal para colmar nuestra mente y nuestro corazón, esos dos abismos hambrientos de ver, entender, poseer y amar a ese Dios Padre, Hijo y Espíritu de amor que allí se da, sin velos y sin intermedios, a esas creaturas suyas selectas que representan su imagen y llevan su semejanza, y que son su debilidad secreta.

Allí está Straubinger, y a él le pedimos nosotros, los tan torpes escolares del Espíritu Santo que bregamos todavía por la luz completa, en la umbrosa región de la parábola, del signo, la imagen y la analogía, que nos ayude desde la clara región de las plenas evidencias a seguir, según su ejemplo, deletreando incansable las Sagradas Letras, para merecer pasar, como él un día, de la consolación de las Escrituras (Rm. 15, 4) en el destierro, al éxtasis de la visión en aquella patria eterna del cristalino cielo.

* * *

Y ahora, una última reflexión: ¿sobre qué ejes principales giró el pensamiento y la acción de Straubinger?

Podemos hallarlos en su mayor parte en sus Notas a la Biblia y en su obra Espiritualidad Bíblica, Platín, Buenos Aires 1949, donde se recopilan estudios y artículos publicados en diversos periódicos y en la Revista Bíblica. Ya en el Prólogo de esa obra él señala algunos de esos ejes fundamentales y los indica con toda claridad en una carta a su sucesor de la Revista Bíblica. De allí los tomamos y los comentamos.

El Padre Celestial, justo, misericordioso, benigno, paternal. De esta valorización de la paternidad divina le viene a Straubinger la valorización de la infancia espiritual, como la postura sabia y adecuada de la creatura ante la ternura paternal del Creador. De ahí su aprecio por Santa Teresa del Niño Jesús, el apóstol de esa postura, cuyo valor doctrinal él tempranamente descubrió y utilizó en su Notas a la Biblia y está presente en otros lugares de sus escritos como algo muy importante y que caló profundamente en su alma.

Jesús, Maestro y Modelo, Camino hacia el Padre y centro de la Biblia.

Biblia, su amor apasionado por ella, por toda ella. Él mostraba la maravillosa unión de los dos Testamentos y desaprobaba enérgicamente el desinterés de algunos por el Antiguo Testamento y afirmaba que rechazar uno era rechazar el otro y citaba en su apoyo el inolvidable axioma de San Agustín: In Vetere Novum latet, in Novo Vetus patet, que perifrásticamente podríamos traducir así: "El Nuevo Testamento, en el Antiguo, en semilla está velado; y el Antiguo, en el Nuevo, en flor y fruto está manifestado."

Caridad fraterna que cristalizó en dos vertientes: caridad material, haciendo siempre lo que estaba a su alcance para aliviar las necesidades de su prójimo en ese nivel, tanto en Alemania como en la Argentina; y caridad intelectual, queriendo compartir aun con los más "pequeños" toda su riqueza de saber bíblico. Movido por esa caridad y sin negar la necesidad de la crítica textual, ni el valor de las Notas filológicas, geográficas y arqueológicas, que no faltan en su Biblia, afirmaba "que en las publicaciones bíblicas que se dirigen al pueblo, nunca debe faltar el método patrístico, que ante todo busca en la S. Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas prácticas para llevar una vida de más en más cristiana".

Segunda Venida de Cristo: exiliado de su amada patria, sojuzgada por un régimen anticristiano y tiránico, escapado desnudo de todo, de ser encarcelado, torturado y quizás asesinado por un poder omnímodo, habiendo logrado huir sólo por una disposición de la Divina Providencia, Straubinger deja a sus espaldas todas sus raíces y afectos, sus emprendimientos truncados o en riesgo de desaparición, una Europa que se encamina al abismo de una guerra sin parangón en la historia humana, pero vaya donde vaya él sabe que debe seguir viviendo en un mundo del cual Pío XII en su primera encíclica dijo: "¿No se le puede quizás, aplicar la palabra reveladora del Apocalipsis: «Dices: Rico soy y opulento y de nada necesito y no sabes que eres mísero y miserable y pobre y ciego y desnudo» (Ap. 3, 17)?"

Y más adelante, hacia el final de la encíclica, ya desatada la temida 2° Guerra Mundial, Pío XII dice: "Los pueblos arrastrados en el trágico vórtice de la guerra, quizás están aún al comienzo de sus dolores (Mt. 24, 8)". Palabras que Straubinger comenta en su obra ya mencionada diciendo: "El Sumo Pontífice expresa su creencia de que estamos al comienzo de los dolores anunciados por Jesús en el discurso escatológico (Mt. 24, 9)". El mismo Papa que años después, termina su Mensaje de Pascua de 1957 con estas gravísimas palabras: "¡Cuántos corazones os esperan, oh, Señor! ¡Cuántas almas se consumen en el anhelo del día en que sólo Vos viviréis y reinaréis en los corazones! Ven Jesús, Señor nuestro, hay muchas señales de que la hora de vuestro regreso no está lejana".

Straubinger ya no estaba en la tierra para leer estas últimas palabras del Santo Padre, pero su pensamiento y su corazón hacía ya mucho tiempo se habían identificado con este enfoque de Pío XII, y teniendo como él el alma agobiado por un durísimo presente y apesadumbrada por un muy tormentoso porvenir, alzó la mirada al Libro del Apocalípsis, escrito para consuelo de los cristianos en las continuas persecuciones que los amenazaban y para despertar en ellos la “bienaventurada esperanza” (Tito 2, 13), y comentó profundamente éste consolador Libro y lo divulgó encarecidamente para compartir el consuelo de Dios con sus hermanos en tan extremoso tiempo. Él enseñó la virtud de “esperar al Señor en su Segunda Venida” (virtud y verdad tan olvidadas) y aún la posibilidad de apresurar esa venida (2 Pedro 3, 12) para arreglar este desquiciado mundo y erradicar para siempre este tenebroso manto de tinieblas que nos va cubriendo. Ya que Dios nos amó tanto que nos envió a Straubinger como en poderoso viático, le pedimos que conceda a este santo sabio el seguir ayudándonos fuertemente con su intercesión, en este luctuoso tiempo que poco a poco se va asemejando al que él vivió en Europa y lo llevó al exilio, con el agravante de que en este mundo globalizado, la única Ciudad de refugio no es ya ninguna Sudamérica, sino sólo las Manos de Dios, ese Dios en cuya paternidad y omnipotente ternura Straubinger enseñó a confiar.

N.B. No sería un despropósito desear que Mons. Ruta interesara a su Obispo en dar los primeros pasos hacia el reconocimiento de la santidad de vida de Mons. Straubinger por parte de la Iglesia, y que se le diera, jurídicamente, el testimonio que pocos como él tienen autoridad para dar.

* * *

“En los últimos meses, quien lo visitara, podía verlo con uno de los tomos de la Sagrada Escritura, en la excelente edición comentada por Monseñor Straubinger o con el Breviario Romano que meditaba con asiduidad como un monje” (Juan Carlos Moreno, Hugo Wast, Eudeba, Buenos Aires 1969, p. 288)


(Tomado de Gladius 62, Año 2005, pags. 81-92)

12/3/14

La Biblia de Mons. Straubinger, diferentes presentaciones.

La Biblia de Mons. Juan Straubinger tiene diferentes presentaciones y contenidos que vamos a analizar a petición de nuestros seguidores en el blog que preguntan por las diferentes ediciones del texto.

Excluimos aquí la revisión, la mejor, que hizo del texto te Torres Amat y nos avocamos a la traducción de los textos primitivos.

Lamentablemente no pude tomar fotos a algunas otras presentaciones ya que están prestadas, pero hago una descripción de las faltantes.


Edición en dos tomos, contiene el texto integro y los comentarios. Fue publicado por Club de Lectores en Argentina en presentación rústica.
En México se publico en cuatro tomos, 3 para el Antiguo Testamento y uno para el Nuevo.  La portada en monocrómatica en tono rojizo  incluye la imagen del Buen Pastor de las catacumbas, en papel reciclado, también es una presentación rústica.
En Mexico se edito el Nuevo testamento en letra grande y con los comentarios íntegros. Así deberían haber editado toda la Biblia y no se sufriría con la letra pequeña.


Editada en un solo ejemplar en México y Argentina.
La últimas ediciones económicas fueron hechas en México y distribuidas por Claveria y Beytiala (Monterrey). La edición distribuida por Clavería en la cubierta de papel muestra fotos de tierra Santa. La de Beytiala, aquí mostrada, sigue el diseño de los 60´s.


La universidad Católica de la Plata reeditó en un volumen la  Santa Biblia, pero aun costo elevado. Contiene el texto y los comentarios.



Las Biblias Familiares con el Texto de Straubinger se editaron en Chicago. Son hasta ahora insuperables. Da las que tengo en la colección  puedo hacer los siguinets comentarios:
Tiene el texto en letra grande pero sacrifica casi todas las notas y comentarios. 
La ´Guadalupanas´ contienen o la historia del Nican Mopohua e ilustraciones de las apariciones de la Virgen. Algunas ofrecen fotografías de los arzobispos de México en los 50´s.
Contienen un Diccionario católico muy amplo.
La edicón ecumenica elimina la introducción y coloca introducciones de católicos, ortodoxos, protestantes y judíos, en vez del diccionario antes mencionado tiene un diccionario Bíblico.
Todas están ilustradas, algunas mas profusamente con las acuarelas de Tissot y otras con obras de arte selectas.
Sobre esta edición ecumenica cabe resaltar que al menos en castellano fue el primer intento postconciliar en entablar dialogo con las sectas, los cismaticos y la sinagoga. Los frutos que siguieron son catastroficos. Esta edicin ecumenica solo lo es en su introducción general sin destruir el texto, notas y fin saludable de toda la edición.


Les recordamos si quieren colaborar con la digitalización de la Versión Straubinger comuniquese a 
coleccionbiblica@gmail.com

http://juanstraubinger.blogspot.mx/2014/02/la-biblia-de-mons-straubinger-en.html



La Biblia Latinoamericana, un texto que conviene releer al respecto de esta versión fraudulenta.

Este texto sigue siendo actual, en especial porque gran parte de los errores de esta falsa traducción bíblica aún permanecen en las revisiones actuales. Un católico en conciencia no debe acceder a esta Biblia falsa, comunista, tendenciosa, no traducida desde el original o de la Vulgata, con comentarios contrarios al magisterio y peligrosa para la fe.



DECLARACION SOBRE LA BIBLIA LATINOAMERICANA
Conferencia Episcopal Argentina, 1978

A todos cuantos leyeren:

Con la publicación de este “Suplemento” llega a su fin, luego de un proceso más largo de lo esperado, cuando los Obispos Argentinos manifestábamos el 30 de octubre de 1976, acerca de la necesidad de una revisión y complementación de la edición de la Biblia, llamada “para Latinoamérica”, o vulgarmente “Latinoamericana”.

Entregamos por lo mismo al conocimiento público este “Suplemento”, que esperamos, como era la consigna aprobada por la Asamblea Plenaria en aquella oportunidad, permitirá “al lector prudente y adulto manejar” aquella “edición, nacida del deseo de acercar la Palabra de Dios al pueblo, con provecho y sin peligros para su vida interior”.

Por lo tanto, y dando cumplimiento a aquella resolución, declaramos este “Suplemento” obligatorio en todo el ámbito de las Diócesis que comprende la Conferencia Episcopal Argentina, no debiendo, por lo mismo, ni los fieles usar aquella edición de la Santa Biblia sin este Suplemento, ni las librerías que se llamen católicas vender la una sin el otro.

Recordamos además que dicha edición de la Santa Biblia no es apta para el uso litúrgico en ninguna de las iglesias o capillas, ni en ninguna de las ceremonias litúrgicas que se realicen en nuestras jurisdicciones.


RAÚL FRANCISCO Card. PRIMATESTA

Arzobispo de Córdoba
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

Buenos Aires, 9 de diciembre de 1978.

DECLARACIÓN SOBRE LA LLAMADA “BIBLIA LATINOAMERICANA”

Durante las últimas semanas hemos asistido a una polémica sobre los valores y características de la edición de la Biblia llamada “latinoamericana” o “para Latinoamérica”

Esta polémica alcanzó en los medios periodísticos una publicidad inusitada para temas de naturaleza tan especial como el que está en discusión.

La Conferencia Episcopal Argentina, en su Asamblea anual, ha encarado el estudio del asunto y cree necesario iluminar algunos puntos que se han agitado en las publicaciones de estos días.


1. — Biblia y Magisterio

Tenemos los Obispos la grave obligación de defender el valor supremo de la Palabra de Dios (Conc. Vaticano II, Dei Verbum, nº 1), a cuyo servicio está nuestro magisterio (Dei Verbum, n9 10) y el cual tiene por función conservar íntegramente, interpretar y difundir esa Palabra que encierra el misterio de nuestra Salvación.

La interpretación auténtica de la Sagrada Escritura en la Iglesia es derecho exclusivo del Magisterio jerárquico, y ningún poder, cualquiera sea su motivación, puede interferir en esta fundamental función de los Obispos, maestros de la fe y fieles servidores y custodios de la Palabra de Dios.


2. — Iglesia y Marxismo

También en este tiempo y desde distintos lugares, se ha acusado a los Obispos de cierta complacencia con el marxismo, en sus variadas formas. Con toda la firmeza que procede de nuestra responsabilidad pastoral, los Obispos, una vez más, condenamos inequívocamente la ideología y la praxis marxistas. Al hacerlo, la Iglesia sabe que está por encima de intereses políticos partidistas y que no es instrumento de ninguna cruzada.

Es la concepción marxista del hombre y de la vida la que es intrínsecamente irreconciliable con la fe cristiana. Nosotros creemos vivamente en el Dios personal que el marxismo niega; nosotros defendemos al hombre hijo de Dios, llamado a compartir su gloria, con todos los derechos que emanan de su persona y que el marxismo niega o anula.

Esta afirmación de ningún modo significa la aceptación de formas del capitalismo, condenadas por la Iglesia (Populorum Progressio, n0 26), ni de otras doctrinas que, aunque opuestas al marxismo, en su tiempo llegaron a proscribir el sagrado texto, conscientes de la oposición de la Biblia a sus principios y a su práctica.


3. — Biblia “latinoamericana”

Al referimos concretamente al problema de la Biblia “latinoamericana”, debemos, ante todo, distinguir claramente la Biblia misma, en cuanto tal, de sus distintas versiones y ediciones.

Aquélla tiene a Dios mismo como autor, y todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, en todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto escritos por inspiración del Espíritu Santo (Dei Verbum, nº 11), y, en cambio, las versiones son susceptibles de deficiencias y, en todo caso, siempre son perfectibles como toda obra humana.

a) En lo que se refiere a su texto y traducción, consideramos, conforme al dictamen de los numerosos expertos consultados, que es sustancialmente fiel, a pesar de algunas objeciones que podrían hacérsele.

b) Las introducciones y notas que acompañan al texto son de diverso valor, y si bien encontramos notas explicativas que, con fidelidad y respeto, adaptan, al lector menos culto, verdades de la fe, otras, en cambio, son ambiguas, no están exentas de peligros y, algunas, referidas especialmente a la Iglesia, por su carácter desorientador, son ciertamente inaceptables.

e) Las ilustraciones, en número considerable, y teniendo en cuenta las ediciones en conjunto, señalan una línea temporalista, por lo menos equívoca, y dos de ellas merecen nuestra desaprobación por su carácter inapropiado e inconveniente, no alcanzando a desvirtuar esta connotación las leyendas que las acompañan.


4.— Suplemento obligatorio

Todo lo expuesto acontece en la llamada Biblia “latinoamericana” o “pastoral”, dándole muchas veces un carácter conflictivo y polémico que explica, en parte, la diversidad de opiniones que se han vertido acerca de ella.

Por eso, los Obispos argentinos afirmamos la necesidad de una revisión y complementación, que supere los elementos discutibles y logre salvar sus muchos aspectos positivos.

Por ello, cuanto antes, se promoverá la edición de un suplemento obligatorio para Argentina, que aclare esta situación, iniciando un diálogo, en cuanto convenga, con otros hermanos de los Episcopados de América, y estando en estrecha comunicación con los organismos pertinentes de la Sede Apostólica.

Este suplemento permitirá al lector prudente y adulto manejar esta edición, nacida del deseo de acercar la Palabra de Dios al pueblo, con provecho y sin peligros para su vida Interior.


5. — Exhortación al uso de la Sagrada Escritura

Mientras tanto, reiteramos nuestro deseo de que la Sagrada Escritura sea cada día más leída y meditada por nuestros fieles, en Iglesia y con sentido de Iglesia, “para que así adquieran la ciencia suprema de Jesucristo , ya que desconocer la Escritura, es desconocer a Cristo” (Dei Verbum, n0 25).

Estén seguros de que en ella encontrarán los caminos para superar toda división, todo enfrentamiento, tal como lo experimentamos nosotros, los Obispos, quienes, por medio de la oración asidua, del humilde reconocimiento de nuestras faltas y dejándonos penetrar por el Espíritu, que nos da la verdadera libertad interior, hemos hallado en la Biblia, en su lectura serena y meditada, la unidad, la concordia, la paz, como frutos inmediatos de ese mismo Espíritu Inspirador.


CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA

XXXIV Asamblea Plenaria

San Miguel, 30 de octubre de 1976

SUPLEMENTO OBLIGATORIO

ADVERTENCIA DEL EDITOR

La Biblia Latinoamericana ha tenido varias ediciones y conoce dos formatos; uno de ellos es el manual, sobre cuya cuarta edición se elaboro el suplemento obligatorio promovido por la XXXIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina. El otro de los formatos, el así llamado tamaño grande, es el que quizás haya alcanzado mayor difusión en nuestro país. Por otra parte, el Nuevo Testamento de esta Biblia también conoció, separadamente, varias ediciones, con diversas láminas y, en general, acompañadas por una selección de los salmos.

Destacamos por último nuestro meticuloso respeto por las características de puntuación y redacción de los comentarlos originales; así lo hicieron los autores de este suplemento. Con todo, téngase en cuenta que en este aspecto la Biblia Latinoamericana no es siempre feliz y en los casos en que un giro de redacción afecta gravemente la gramática y amenaza la comprensión del sentido, nos hemos tomado la libertad de indicar la palabra o expresión que parece incorrecta, señalándola, como es habitual, mediante la palabra latina sic.

Es interesante advertir que las diversas ediciones de la Biblia Latinoamericana a las que nos estamos refiriendo —y para el caso la edición manual puede ser considerada doblemente una edición distinta— no coinciden necesariamente en su paginación; antes bien, rara vez lo hacen. Incluso parece que entre una y otra edición —así como entre uno y otro formato— los autores han retocado, añadido y suprimido párrafos de sus comentarios.

Por ello, atentos a las necesidades de los lectores, hemos agregado, precedido de un asterisco (*) , el número de páginas de la sexta edición (tamaño grande) de 1974; seguidamente, incluimos la mención del capitulo, capitulo y versículo o versículos, capítulos, perícopas, fragmento, grupo de libros sagrados, nota, introducción, página especial o lámina que la llamada a pie de pagina cubre en estas ediciones de la Biblia Latinoamericana. Cuando el suplemento se refiere a las introducciones o páginas especiales (a las que hemos inicialado PE) y no al comentario del texto bíblico, damos el titulo que los autores del comentario eligieron en cada caso particular y, ante su ausencia, hacemos referencia entre corchetes al párrafo comentado, de acuerdo al dictado del sentido común. A su vez, el asterisco encerrado entre corchetes señala la inexistencia de la nota comentada en la edición de tamaño grande. Cuando resulta necesario, hacemos alguna otra observación que juzgamos imprescindible para el manejo cómodo y fructuoso de este suplemento.

Finalmente, queremos señalar que la selección de láminas difiere ligeramente entre los distintos formatos y también entre las sucesivas ediciones.

De tal manera, le referencia P. 809-810, 751-752, Job 2, 11-3, 26 significará que el poseedor de la edición manual (IV edición, 1974) encontrará el comentario mencionado en las páginas 809-810 de su ejemplar; el lector que tenga en sus manos una edición del tamaño grande (vi edición, 1974), lo hallará en las páginas 751-752 de su libro, mientras que quien tenga en su poder cualquier otra edición de la Biblia Latinoamericana podrá consultar el pasaje bíblico que se menciona y comprobar de tal modo la existencia o inexistencia del comentario señalado.

Adviértase asimismo que la numeración de las páginas de estas IV edición manual y VI edición de tamaño grande no es corrida y se Interrumpe y recomienza desde el número uno (1) a partir del inicio del Nuevo Testamento: lo indicamos mediante las iniciales NT, pospuestas a los números de las páginas citadas. No sucedía así en anteriores ediciones, donde, por otra parte, los editores añadían una numeración propia y corrida de los comentarios del texto, que más tarde desapareció.


INTRODUCCIÓN

El Episcopado Argentino en su declaración del 30 de octubre de 1976, sobre la “Biblia Latinoamericana”, decía:


“a) En lo que se refiere a tu texto y traducción, consideramos, conforme al dictamen de los numerosos expertos consultados, que es sustancialmente fiel, a pesar de algunas objeciones, que podrían hacérsele.

“b) Las introducciones y notas que acompañan al texto son de diverso valor y, si bien encontramos notas explicativas que, con fidelidad y respeto, adaptan al lector menos culto verdades de la fe, otras, en cambio, son ambiguas, no están exentas de peligros y, algunas, referidas especialmente a la Iglesia, por su carácter desorientador, son ciertamente inaceptables.

“c) Las ilustraciones, en número considerable, y teniendo en cuenta las ediciones en conjunto, señalan una línea temporalista, por los menos equívoca, y dos de ellas merecen nuestra desaprobación por su carácter inapropiado e inconveniente, no alcanzando a desvirtuar esta connotación las leyendas que las acompañan.

“Todo lo expuesto acontece en la llamada Biblia “latinoamericana” o “pastoral”, dándole muchas veces un carácter conflictivo y polémico que explica, en parte, la diversidad de opiniones que se han vertido acerca de ella.

“Por eso, los Obispos argentinos afirmamos la necesidad de una revisión y complementación, que supere los elementos discutibles y logre salvar sus muchos aspectos positivos.

“Por ello, cuanto antes, se promoverá la edición de un suplemento obligatorio para Argentina, que aclare esta situación, iniciando un diálogo, en cuanto convenga, con otros hermanos de los Episcopados de América, y estando en estrecha comunicación con los organismos pertinentes de la Sede Apostólica.

“Este suplemento permitirá al lector prudente y adulto manejar esta edición, nacida del deseo de acercar la Palabra de Dios al pueblo, con provecho y sin peligros para su vida interior.”

Posteriormente, el 25 de febrero de 1977, el Cardenal Villot, Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, con Oficio N9 1031/77, remitió las conclusiones a las que había llegado la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre esta Biblia Latinoamericana:

“La Congregación para la Doctrina de la Fe, aun considerando que en la llamada Biblia Latinoamericana la traducción de los textos originales sea fiel, es del parecer que las ambigüedades y las imprecisiones de las introducciones y de las notas deben ser eliminadas o aclaradas por la Jerarquía local y, además, que deben ser consideradas tendenciosas, y por tanto deben ser eliminadas, algunas fotografías, por ejemplo: la de los rascacielos de Nueva York con la respectiva descripción: ‘Ven que te mostraré la Ciudad Grande. Todos se han prostituido en ella...’; la de la plaza comunista de La Habana con la correspondiente descripción: ‘El creyente participa en la vida política...’; la de los oprimidos latinoamericanos con la descripción: ‘La Biblia tuvo comienzo con la liberación de una esclavitud’.”

Cumpliendo, pues, con lo prometido, se presentan ahora estos comentarios aclaratorios de las notas que puedan prestarse a errores o aplicaciones desacertadas.


Valores y ventajas

Se podrá apreciar que muchos párrafos objetables encuentran su contrapeso equilibrante en otros pasajes de esta misma Biblia especialmente editada para Latinoamérica. Ello demuestra que el arduo trabajo pastoral y exegético realizado por los autores contiene en sí mismo los anticuerpos que pueden inmunizar al lector católico frente a las frases apuradas, poco pulidas y disonantes con el conjunto. Repetidas veces, pues, este suplemento no hará más que facilitar la lectura fructuosa de la Biblia, remitiendo a su total contexto y a las mismas explicaciones contenidas en esta publicación.

No es de extrañar que los valores propios de esta edición se encuentren mezclados con material no tan perfecto. Los Obispos argentinos en su comunicado del pasado mes de octubre recordaban: “Las versiones [de la Biblia] son susceptibles de deficiencias y, en todo caso, siempre perfectibles como toda obra humana.”

Ya los mismos editores se dirigían a sus lectores, pidiendo “a cuantos lean esta Biblia, que nos escriban con absoluta confianza, seguros de que su aporte será tomado muy en cuenta y contribuirá, sin duda, a mejorar tanto la traducción como las notas explicativas” (III edición, 1972).

Con espíritu de servicio al vasto público que esta Biblia ha ido conquistando y en cumplimiento de su función de magisterio para el bien del Pueblo de Dios, el Episcopado argentino ofrece a los fieles de nuestra Iglesia Católica los “necesarios y útiles mejoramientos”, con la preocupación pastoral de que lugares aislados y poco felices no dañen “las ventajas ampliamente reconocidas” que conserva esta edición, según indica la mencionada carta del cardenal Villot.


Método utilizado

En vez de hacer un recorrido página por página a través de los textos bíblicos, se irán agrupando bajo un mismo apartado los lugares preocupantes que tienen afinidad entre sí por el tema o la tendencia que manifiestan.


Proponemos los siguientes:

1. Criterios adoptados para los diversos tipos de letra

2. Dios

3. Dios, el mal, la libertad humana

4. Colaboración de Dios y del hombre

5. Apariciones e intervenciones divinas en la historia

6. Relaciones entre el Antiguo y Nuevo Testamento

7. Profetas en el Antiguo y Nuevo Testamento

8. Israel y la Iglesia

9. La ley y la libertad

10. El Bautismo comparado con los ritos de la Antigua Ley

11. Fe y doctrina

12. Más allá de conservadores y progresistas

13. Justicia social y religión

14. Culto y vida

15. Religiosidad popular

16. Concepto de liberación

17. Visión de la historia

18. Inexactitudes y errores tipográficos

19. Fotos

Sin embargo, para facilitar la ubicación de los párrafos observados, añadimos al final un índice de los mismos, citando el lugar en que son corregidos o comentados. Queremos dejar constancia también de que en las diversas ediciones ha habido cambios, que son de dos tipos: por una parte, fueron corregidas explicaciones imperfectas: pero, por otra, se introdujeron párrafos objetables, que no existían en las versiones anteriores. Quede asentado, por consiguiente, que las presentes observaciones se basan en la edición (de bolsillo) de 1974, de la que se dice en la página de presentación: “Texto íntegro - Nueva edición - Traducción y comentarios revisados y mejorados”.


En la décima edición

Estando ya terminada la elaboración de estas notas y observaciones, llegó a nuestras manos un ejemplar de la X edición, de 1976, de la “Nueva Biblia Latinoamericana donde se ha deslizado un gravísimo error dogmático: P. 5 (NT): “No cabe lugar para dos padres [para Jesús], porque Jesús, que nace de Maria como persona humana, es el Hijo Único del Padre, nacido de Dios desde la eternidad.”

P. 84 (NT): “El día en que [Jesús] resucite de entre los muertos, su persona humana será renovada, ampliada, llena de energías diversas.”

Está solemnemente definido en los primeros Concilios Ecuménicos de la Iglesia que Jesús tiene una sola persona: la divina, y posee dos naturalezas: la divina y la humana. Afirmar otra cosa sería caer en una de las herejías más graves y antiguas sobre Cristo.

3/10/13

La Biblia didáctica, otra falsa versión de la Biblia


Esta biblia esta basada en la traducción pastoral de la Casa de la Biblia llamada ´Biblia de América´ que en cierta manera la han querido poner de competencia con la Biblia Latinoaméricana, ambas modernistas, me consta por testimonios de la mitra de la ciudad de México.

Lo que tiene esta Biblia es algo curioso y pocos lo saben.  El texto esta ´mochado´, recortado.  A pesar de que el Nuevo Testamento aparece completo en el Antiguo Testamento hay ´recortes´: no están todos los salmos, no están todos los capítulos,  hay capítulos incompletos. Es una Biblia mutilada.

Eso si... esta ilustrada con muchos "dibujitos" al principio y al final. No vale la pena tener este texto ni siquiera por las bellas ilustraciones a color y la presentación versátil del ejemplar.

Luego hablaremos mas a fondo de la ´Biblia de América´ y las objeciones a la traducción modernista que presentan al pueblo católico.

Saludos.

10/9/13

La lectura Jehová en la tradición católica, mas controversia en torno al nombre.




5 lecturas provenientes del Latín como interpretación del nombre divino Yhwh.

Regresamos nuevamente a la controversia del nombre divino y su uso en la tradición católica occidental. Ya sabemos que la lectura Jehová (oJehovah o incluso la mas correcta en latín IEHOVAH) es falsa y que comenzó a utilizarse mas de diez siglos después de Cristo. Surgio como Iehovah, debido a que este nombre esta escrito en caracteres latinos y no hebreos. Y al menos los que conocen un poco de latín saben que en el alfabeto latino no existe ni la J, ni la Y ni la W.

Varias personas, fanatizada con la letra y olvidando el espíritu de las Sagradas Escrituras,  nos atacan a los católicos por no usar el nombre de Dios. Si la Iglesia no lo usa en su liturgia o en su vocabulario diario es porque se sigue la tradición judía que conservaron los apóstoles y nos legaron los Padres al utilizar el DÓMINUS en el lugar de YHWH. No hay prueba fehaciente de que Cristo o los apóstoles pronunciaran el nombre divino en su forma dada a Moisés como algo ordinario en su tiempo. He aquí algunos puntos sobre la lectura Jehova en la tradición cristiana:

1. La Iglesia usó, y usa, el Nombre Jehovah pero de manera diferente a como le enarbolan los testigos de Jehova, que ni son testigos ni son de Jehova. Si se ponen a investigar son apenas un refrito de la "moda" norteamericana de sectas antitrinitarias del siglo XIX. Eso si, a la Watch Towe le funciono el negocio y ahora es una secta en apogeo.

2.  Actualmente se prefiere la traducción Yahweh o sus variantes Yahveh (Como Bóver-Cantera y la antigua Biblia de Jerusalén), Yahvé (Como propone Straubinger) o simplemente Yavé (Nácar-Colunga).

3. Por una tradición antiquísima, incluso anterior a Nuestro Señor Jesucristo (que fue seguida por los apóstoles, los primeros cristianos y los Padres) se lee la traducción  del hebreo YHWH como Adonai - Kyrios - Dóminus (arameo, griego de la Biblia de los LXX's y  latín de la Biblia Vulgata) que se traduce como EL SEÑOR.  Esta tradición milenaria y de respeto al Nombre divino (Hashem en hebreo)  es atacada ferozmente por las sectas fundamentalistas, como la arriba citada de los Testigos, a las cuales no hay caso rebatir debido a su obstinación y fanatismo de enfoque. Se quedan en la letra y no viven el espíritu.

4. A pesar de usar actualmente el nombre Yahveh o sus variantes en las traducciones modernas de la Biblia, la Iglesia utilizó en himnos, estudios bíblicos y litúrgicos hasta ya entrado el siglo XX el nombre de Jehová como el propio de Dios. Esto se debe a que este nombre fue un intento por pronunciar en LATÍN el nombre inefable de Dios, aunque actualmente se sabe que tal nombre surgió por una creatividad bien intencionada al mezclar el tetragrama YHWH (En latín IHVH) con las vocales de Eloah, que es una variante de Adonai. Asi surgio Iehovah.  La J es un añadido de siglos posteriores.

5. Algunos himnos tradicionales en castellano conservan el nombre Jehová
Estos son los links para comprobarlo:
"Los cielos, la tierra
y el mismo Jehová,
aclaman Señora,
tu gloria sin par.
Ave, Ave, Ave María"


Pastores, no os llenéis de espanto;

Una feliz noticia os doy;
Nuestro Jehová, que os ama tanto,
Es vuestro Redentor desde hoy


6. En algunas películas mexicanas puede verse como  en la Iglesia católica era usado el nombre de Dios como Jehová.
 Los Tres Huastecos con Pedro Infante, en el momento en que se esta dando catecismo a los niños.
Jesús Nuestro Señor , durante Jesús perdido y hallado en el Templo.
Los Tres Reyes Magos, que fue la primera caricatura, se dice Jehovácuando el rey Herodes hace rimas viendo como atacar al Niño Jesús).

7. En antiguos catecismos, manuales de liturgia o de teología aparece este nombre como el propio de Dios, recordando que aún no se hacían investigaciones mas profundas como las llevadas a cabo en los siglos XIX y XX. También se encuentra el nombre Jehová  en ornamentos de misa, fachadas de Iglesia, decoración de espacios sagrados, imágenes religiosa, etc.

Algunas muestras del uso católico de Jehová en Antiguas Biblias latinas aquí las presento.

Hoy todo estudiante de la Biblia, serio y bien intencionado, sabe que el nombre Jehová es erróneo, algunos lo siguen usando por tradición (Biblia protestante Reina - Valera).

La Iglesia dejó el usó de Jehová y optó por la lectura Yahveh entrado el siglo XX, quedando rastro del uso antiguo en reliquias de biblioteca o de sacristía. Conviene repetir que para los cristianos el nombre mas excelso de Dios lo reveló Jesús mismo al decir que Dios es PADRE.


 Edición de la Biblia de Petisco ~ Torres Amat. En el texto utiliza la traducción EL SEÑOR, en las notas da a entender que la lectura Jehová es la habitual a inicios del siglo XIX.


Esta es una edición de la Vulgata de 1830. En el resumen del capítulo, no en el texto Sagrado, aparece la lectura Jehovah como aceptada.

Estas fotos corresponden a una iglesia de Guadalajara, se lee Jehová. La iglesia es por mucho anterior a la fundación de la secta rullesita de los Testigos.